
20.04/2012 - VIGO/ VALENÇA do MINHO (Redacción)
Paços de Ferreira y Braga empataron a un gol en accidentado partido de la jornada 27 de la Liga Portuguesa de Primera División. El árbitro Duarte Gomes -y no porque estuviese desacertado- fue el protagonista del encuentro. Poco público en las gradas del estadio Mata Real, en la población pacense. Día de semana, lluvia que se hizo presente de modo pertinaz, desanimaron a los adeptos de unos y otros, sabedores de que en un campo con escasas condiciones de alojamiento bajo cubierta, la mojadura era segura. Y el partido era televisado...

Pronto también llegaría el gol del Paços de Ferreira, obra de Vítor, al consolidar muy bien un remate, con el portero del Braga, Quim, algo adelantado, en una jugada de ataque de los "castores", bastante bien hilvanada.
Pero el partido sería, por encima de todo, un aburrimiento, solamente alterado por la incerteza del marcador, a la vista de los vaivenes experimentados por las tarjetas por el árbitro mostradas.
El Braga no fue -desde inicio- ambicioso, jugó al tran-tran y acabó pagando su soberbia de creerse superior a un cuadro, el Paços, luchador y ordenado como pocos.
Con todo, el Sporting de Braga supo, al borde del descanso que tenía la oportunidad de dar la vuelta al partido. Una entrada más propia de golpe de kung-fu de Caetano, impactando con su bota en el pecho de Elderson, supuso la roja directa para el joven jugador de los locales. Con 10-10 sobre el campo, el Braga -aún perdiendo 1-0- se iría al descanso con la oportunidad de poder replantearse la situación e ir a por el partido.


Casi 15 minutos -incluidos los de descuento- se iban a jugar hasta que Duarte Gomes hizo sonar el silbato concluyendo el partido. En ellos, al Braga apretó con más voluntad que acierto, el Paços montó un autobús delante de su portería y... el marcador acabaría por no moverse, lo que -tal y como sucedió el encuentro- hasta acabaría siendo justo.
Con este punto logrado y teniendo en cuenta que el Braga juega sus dos próximos partidos en casa, parece evidente que el tercer puesto en la clasificación final no debería de escapársele y, por tanto, tener así la posibilidad de disputar Champions League la próxima temporada. Con todo, en el fútbol todo puede suceder y las superioridades sobre el papel deben de ser confirmadas sobre el terreno de juego, cosa que -por ejemplo- esta lluviosa noche de viernes, no sucedió en Paços de Ferreira.